domingo, 7 de septiembre de 2025

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Los mayores expertos en incendios exigen a los políticos que escuchen sus propuestas: «Lo que viene es mucho peor»

 

Los mayores expertos en incendios

 exigen a los políticos que escuchen sus

 propuestas: «Lo que viene es mucho 

peor»

 

Antonio Martínez Ron

Rebelión.org.

06/09/2025



Fuentes: El Diario

Un grupo de más de más de 50 especialistas pide públicamente a todos los partidos que se pongan de acuerdo y apliquen una serie de medidas básicas que nos preparen para un nuevo escenario.

España afronta la peor crisis de su historia en materia de incendios forestales y los políticos no están escuchando a los expertos. Es la denuncia de un grupo de más de 50 especialistas en la lucha contra el fuego de nuestro país, que se han reunido en Madrid para recordar sus propuestas y denunciar la falta de compromiso de los políticos. 

“Apelamos a todos los partidos representados en el Congreso de los Diputados a que asuman la gestión integral de los incendios forestales como una cuestión de Estado”, demandan. Este grupo, compuesto por investigadores, técnicos e ingenieros de las más diversas áreas, ya se reunió en 2023 bajo el auspicio de la Fundación Pau Costa y elaboraron un documento de recomendaciones —con más de 1.000 firmantes individuales— que ha sido ampliamente ignorado por las administraciones. 

Ahora, tras la quema de más de 400.000 hectáreas este verano, piden que haya un punto de inflexión y se tomen las medidas estructurales necesarias. “Tenemos que hacer cambios, porque lo que viene va a ser mucho peor”, ha asegurado Joaquín Ramírez, experto en fuegos y responsable de Technosylva, empresa tecnológica que colabora en la extinción de los megaincendios en California o Canadá. “Lo que queremos evitar es que lleguemos a un año de 800.000 hectáreas quemadas: el siguiente episodio está detrás de la puerta”, ha añadido Virginia Carracedo, investigadora de la Universidad de Cantabria.

Proteger vidas, cambiar el chip

¿Qué propuestas hacen a los políticos para evitar que se repita la situación dramática el año que viene? La base de sus peticiones es la necesidad de admitir que estamos ante un nuevo escenario climático y desarrollar estrategias transversales, porque las que tenemos han sido desbordadas y los escenarios de crisis se suceden y se solapan. 

Gráfico: El mapa de los grandes incendios en España este año.

El documento se centra en varios ejes de actuación, desde promover bosques más resilientes, que limiten la intensidad del fuego, a fortalecer el sector primario como garante de paisajes menos vulnerables. Una propuesta concreta era destinar 1.000 millones de euros al año para la gestión del 1% de paisaje forestal a nivel nacional, es decir, 260.000 de hectáreas anualmente (menos de lo que el fuego ha gestionado este año por su cuenta). Pero sus autores quieren priorizar sobre todo dos acciones: ofrecer seguridad a la gente que vive en los pueblos y trabajar en puntos estratégicos que les den oportunidades de extinción. 

“Sabemos que si tenemos menos de diez toneladas de materia seca por hectárea, tendremos incendios que podremos apagar”, asegura el especialista en incendios Juan Caamaño. “Para eso hace falta gestionar parte del territorio para dejarlo por debajo de esos volúmenes de combustible”. “No puede haber un solo núcleo rural en España que no esté predefendido”, añade Luis Berbiela, vocal del Patronato de la Fundación Pau Costa. “No puede ser que la gente del pueblo se tenga que poner a desbrozar el entorno de sus casas porque llega el fuego”. 

De la misma forma, defiende Berbiela, cada persona que compra un chalé en el campo tiene que pagar su autoprotección, porque cuando los bomberos tienen que defender esas casas, esos recursos se detraen del motor de incendio. “No hay un solo hotel que no tenga una escalera de incendios, ¿cómo es posible que no tengamos defendida cada vivienda en el interfaz urbano-forestal?”, plantea.

Falta de coordinación

Otra de las quejas de los expertos es la falta de coordinación y centralización de la lucha contra los incendios. A pesar de que España es uno de los países que más recursos de extinción tiene por superficie, no se trata de un problema de apagar fuegos, sino de evitar que se produzcan los que se convierten en incontrolables. 

“Hasta ahora se ha abordado desde las comunidades autónomas, pero necesitamos una perspectiva nacional, incluso europea”, ha recalcado Caamaño, que defiende la creación de una entidad como las “inter-agencias” que existen en Canadá y EEUU, que genere marcos de trabajo comunes y estandarizados, para mejorar la coordinación de las comunidades.

Para el especialista, también haría falta invertir para conocer mejor estos nuevos fuegos de intensidad nunca vista. “Nos ha faltado la capacidad de entender cómo se han propagado estos fuegos”, admite Caamaño. “Debemos avanzar en el conocimiento de estos incendios y de los combustibles vivos, porque este año pensábamos que con el agua que había caído serían capaces de soportar las temperaturas y no ha sido así, lo que implica que necesitamos más conocimiento”.

Por otro lado, señalan los expertos, también falta una centralización de los datos. No conocemos bien la cantidad de territorio que ocupa la interfaz urbano-forestal, por ejemplo, ni hay un documento unificado de riesgo. “En España no existe un análisis nacional de riesgo de incendio forestal”, informa Ramírez. “Hay trabajos parciales por las distintas comunidades autónomas, pero nada a escala nacional que permita planificar y coordinar esfuerzos, a pesar de estar contemplado en la revisión de la Ley de Montes de 2023”.

“Quien toma las decisiones debe entender que no es un problema de bomberos, sino de medidas que hay que tomar a escalas muy grandes y transversales”, ha señalado Juan Picos, experto en fuegos de la Universidad de Vigo. “En términos sanitarios, no necesitamos tener más cirujanos, porque esta crisis no se arregla en la mesa de operaciones: necesitamos que la gente no entre muriéndose al quirófano. Una vez que se desatan estos incendios, los que están ahí no pueden hacer milagros”.

Nos quedamos sin tiempo

La reunión de estos especialistas se produce una semana después de que se hayan declarado extinguidos la mayoría de los incendios y cuando las desgracias personales y materiales empiezan a estar fuera del foco de atención colectivo. Ahora es cuando corremos el riesgo, advierten, de bajar la guardia hasta que el problema vuelva a resurgir con más virulencia.

De continuar por la senda actual, España se enfrentará a emergencias de mayor magnitud y a un coste económico y social inasumible, advierten los especialistas. Las soluciones técnicas están desde hace años encima de la mesa, pero falta lo más importante: la voluntad política de actuar.

“La comunidad de incendios forestales ha cumplido con su parte, hemos puesto nuestro conocimiento y experiencia al servicio de las administraciones”, resume Berbiela. “Queremos enviar un mensaje claro a los representantes públicos y la sociedad: no podemos permitirnos más tiempo perdido, necesitamos que estos conocimientos se conviertan ya en leyes, presupuestos y programas de acción”.

A pesar del clima de polarización política, los especialistas insisten en que este no es un reto ideológico, sino de país. Porque “al fuego le da igual a quien votes”, recalcan. Al mismo tiempo, consideran que esta materia es propicia para un consenso generalizado, porque a todo el mundo le gusta conservar los bosques y que no se queme su pueblo. “Por lo tanto, observen lo que estamos haciendo, y aprendan de nuestros fallos y nuestros aciertos”, apela Juan Picos a los políticos. “Y cuídense, porque vienen tiempos para hacer las cosas bien”.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/mayores-expertos-incendios-exigen-politicos-escuchen-propuestas-viene-peor_1_12577009.html

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Fidel y la economía

 

Según el informe de Oxfam Takers not Makers, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha cambiado desde 1990. La economía que Castro propugnaba era una economía de liberación nacional. Valoraba la soberanía de las naciones y la dignidad de sus pueblos.


Fidel y la economía

 

Shiran Illanperuma

El Viejo Topo

7 septiembre, 2025 



LA ECONOMÍA DE LIBERACIÓN NACIONAL DE FIDEL

El 13 de agosto de 2025 se cumplió el 99 aniversario del nacimiento del revolucionario cubano Fidel Castro. También marca el inicio de un año de celebraciones por su centenario. Castro es conocido por muchas cosas: revolucionario empedernido, orador carismático, diplomático hábil y brújula moral del proyecto del Tercer Mundo.

Pero Castro también fue un teórico marxista inmerso en la lucha práctica de la revolución y la construcción socialista. Asumió el liderazgo de una economía agrícola que era el producto de 400 años de colonización, al tiempo que se enfrentaba a restricciones externas sin precedentes en forma de un embargo económico de más de seis décadas por parte de los Estados Unidos. Esto significaba que Castro probablemente tenía que pensar en la economía y en el desarrollo más que la mayoría de los líderes. Era una cuestión fundamental para la supervivencia de Cuba.

En la coyuntura actual, en la que el aumento del proteccionismo, el militarismo y el unilateralismo del Norte Global amenazan las perspectivas de paz y desarrollo de la mayoría mundial, vale la pena revisar algunos elementos del pensamiento económico de Castro.

LA INDUSTRIALIZACIÓN NO PUEDE ESPERAR ETERNAMENTE

En octubre de 1953, tras el heroico asalto al cuartel Moncada, Castro fue detenido y juzgado, donde pronunció su emblemático discurso La historia me absolverá.

Este discurso ofrece algunas de las primeras ideas sobre la frustración de Castro por el subdesarrollo de Cuba, su análisis de las causas fundamentales y su deseo de desencadenar una transformación social:

Salvo algunas industrias alimenticias, madereras y textiles, Cuba sigue siendo principalmente un productor de materias primas. Exportamos azúcar para importar dulces, exportamos pieles para importar zapatos, exportamos hierro para importar arados…

Todos están de acuerdo en la urgente necesidad de industrializar la nación, en que necesitamos industrias siderúrgicas, papeleras y químicas, en que debemos mejorar nuestra producción ganadera y cerealista, la tecnología y la transformación de nuestra industria alimentaria para defendernos de la ruinosa competencia de Europa en productos lácteos, leche condensada, licores y aceites comestibles, y de los Estados Unidos en conservas; en que necesitamos buques de carga; en que el turismo debe ser una enorme fuente de ingresos. Pero los capitalistas insisten en que los trabajadores permanezcan bajo el yugo. El Estado se queda de brazos cruzados y la industrialización puede esperar eternamente.

De este pasaje se pueden extraer algunos puntos clave. En primer lugar, la conciencia de Castro sobre la división internacional del trabajo que había relegado a Cuba a ser un productor de materias primas. En segundo lugar, su comprensión de la necesidad tanto de una industrialización pesada como de una modernización agrícola para desarrollar el país. En tercer lugar, que la clase capitalista local, contrariamente al análisis clásico, prefería frenar el desarrollo de las fuerzas productivas para impedir un mayor desarrollo de la clase obrera. En cuarto lugar, que las estructuras estatales existentes y los intereses de clase nacionales que las gobernaban eran un obstáculo para el desarrollo del país.

Este breve pasaje demuestra que Castro, entonces de veintisiete años, ya tenía una comprensión muy aguda de los problemas del subdesarrollo. Quizás había leído el texto clásico de Raúl Prebisch sobre el subdesarrollo, El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas, publicado tres años antes, en 1950. O quizás llegó a este análisis a través de sus propias experiencias en la revolución y en las discusiones con sus compañeros.

DE LA LIBERACIÓN DE CUBA A LA EMANCIPACIÓN DEL SUR GLOBAL

Puede que Castro comenzara su carrera revolucionaria como portavoz de la liberación de Cuba, pero a medida que crecía su prestigio internacional, pronto se convirtió en un icono de la emancipación de todo el Sur Global. En 1983, en la VII Cumbre de la Conferencia de Países No Alineados en Nueva Delhi, Castro presentó el informe titulado La crisis económica y social mundial: su impacto en los países subdesarrollados, sus sombrías perspectivas y la necesidad de luchar si queremos sobrevivir. Aunque impreso bajo el nombre de Castro, la introducción del informe reconoce que se trataba de un esfuerzo colectivo: un producto de la cooperación entre economistas del Centro de Investigaciones Económicas Mundiales de Cuba y el Centro de Investigaciones Económicas Internacionales de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana.

El informe argumentaba que las crisis de 1979-1982 se originaron en una crisis de sobreproducción en los países industrializados. La respuesta monetarista a esta crisis (es decir, el aumento de las tasas de interés) contribuyó a externalizarla y transmitirla a los países no industrializados, provocando la depreciación de las monedas, el aumento de los déficits comerciales, una elevada inflación, pobreza y un aumento general de la brecha entre los países industrializados y los no industrializados. El análisis de Castro no era una explicación lineal de la crisis, sino un análisis coyuntural que tenía en cuenta una serie de factores, entre ellos la carrera armamentística y las crisis alimentaria y energética.

El informe termina con una agenda de acción exhaustiva, en la que se destaca la necesidad de unidad dentro del Sur Global, al tiempo que se defiende que la solución a las propias crisis del Norte Global sería poner fin a la explotación del Sur:

El atraso económico, la falta de medios financieros, la grave contracción del comercio exterior, el hambre, el desempleo y la ausencia de las condiciones de vida más básicas en el Tercer Mundo no pueden, a largo plazo, ser beneficiosos para ninguno de los países capitalistas desarrollados. Por el contrario, el resultado positivo de nuestra situación tendría una influencia favorable en el auge del comercio mundial y aliviaría el desempleo, la infrautilización de las capacidades instaladas y el estancamiento de sus economías. Es una verdad obvia que, si nuestras economías se expandieran, esto ayudaría a reducir la tensa situación de crisis que se ha generado en esos países. La continuación de la explotación que está arruinando al Tercer Mundo terminaría inexorablemente en la ruina para todos.

Esas tres últimas palabras, “ruina para todos”, se hacen eco de la advertencia de Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto Comunista de que las luchas de clases pueden culminar “o bien en una reconstitución revolucionaria de la sociedad en su conjunto, o bien en la ruina común de las clases en conflicto”. Castro toma este pronóstico y lo adapta a la era del imperialismo. Él estaba a favor de la reconstitución revolucionaria de la sociedad.

Casi dos décadas después, Castro se presentó como una figura solitaria en la Cumbre del Milenio de la ONU en Ginebra. Este fue el último discurso de Castro en la ONU y lo pronunció en el momento álgido de la globalización neoliberal y el Consenso de Washington. Fue mucho más breve que su famoso discurso de 1960 en la ONU, pero no menos significativo. Comenzó con una pulla a los países del Norte Global, que “monopolizan el poder económico, político y tecnológico” y “ofrecen más de las mismas recetas que solo han servido para hacernos más pobres, más explotados y más dependientes”. Concluyó diciendo que “no hay nada en el orden económico y político existente que pueda servir a los intereses de la humanidad”.

HACIA UNA ECONOMÍA DE LA LIBERACIÓN NACIONAL

La economía nunca ha sido un campo de investigación neutral en cuanto a valores. Su configuración como campo académico diferenciado es resultado del nacimiento del capitalismo. La economía tal y como la conocemos ha tenido que proporcionar históricamente una cobertura ideológica a al menos tres luchas de clases distintas: en primer lugar, la lucha entre los intereses feudales terratenientes y los capitalistas industriales emergentes; en segundo lugar, la lucha entre los capitalistas y los trabajadores; y en tercer lugar, la lucha entre las naciones industrializadas y las naciones colonizadas e imperializadas. Estas luchas han definido la moralidad (o la falta de ella) del campo de la economía.

La economía de Castro era una economía de liberación nacional. Valoraba la soberanía de las naciones y la dignidad de sus pueblos. Como todos los modelos económicos, se puede decir que contiene algunas suposiciones: existe una restricción externa, la división internacional del trabajo impuesta por las corporaciones multinacionales y las instituciones financieras internacionales existentes. Además, cualquier intento de superar esta restricción conduce a la violencia: golpes de Estado, asesinatos, sanciones y embargos. Y, por último, la mayoría de la población del Sur Global, y de hecho de todo el mundo, tiene un interés común en unirse para poner fin a este sistema de explotación y a la polarización y las crisis que genera.

En su último discurso, pronunciado en 2017 en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, Castro afirmó que “las ideas de los comunistas cubanos permanecerán como prueba de que en este planeta, si trabajamos con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que necesitan los seres humanos”.

Es interesante la expresión “las ideas pueden producir los bienes que necesitan los seres humanos”.

Según el informe de Oxfam Takers not Makers, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha cambiado desde 1990. En los últimos diez años, la riqueza del 1% más rico de la población mundial ha aumentado en más de 33,9 billones de dólares, lo suficiente para acabar con la pobreza veintidós veces.

Quizás sea hora de nuevas ideas.

Fuente: Globetrotter

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