El revisionismo, el
oportunismo ¿es nuevo, es viejo? No, es enemigo central en la lucha de clases
DIARIO OCTUBRE / junio 14, 2025
Si todo fuera como parece, Marx
habría escrito solamente folletos.
Con esta frase,
Bertolt Brecht celebra el pensamiento crítico de Marx: ir más allá de lo
evidente para revelar mecanismos que, en su apariencia y envoltura, se
pretenden presentar como lo que no son. Si el mundo fuera tan simple como
parece, el socialismo científico y la teoría revolucionaria no existirían.
Brecht, como marxista, enfatizaba que la verdad requiere desmontar ilusiones.
El revisionismo
oportunista como apariencia engañosa
El oportunismo,
actualmente en el Estado español, está ejemplificado por figuras como Pablo
Iglesias, Yolanda Díaz, Antonio Maíllo y Enrique Santiago. Son figuras públicas
e ideológicas del oportunismo, pero no debemos perder de vista a cientos de
sujetos que, bajo las órdenes del capital, llevan a cabo la labor de alienar y
domesticar a las masas trabajadoras.
Esta corriente,
al servicio del capital, en el estado español comenzó en 1956 con la teoría de la
reconciliación nacional del PCE, que tuvo su continuidad en la teoría del
socialismo en democracia y su culminación en los Pactos de la Moncloa. Gira en
torno al principio revisionista que teoriza la adaptación del marxismo a la
realidad inmediata. ¡Ojo! No debemos confundir esto con el análisis de las
condiciones concretas para poder aplicar políticas específicas.
La adaptación
oportunista: situar como meta final objetivos puntuales y transitorios
· Aceptar reformas graduales dentro del sistema capitalista (mejoras
salariales, derechos laborales, cuestiones de género, algunas leyes de carácter
civil, etc.).
· Principalmente, abandonar la revolución como meta, argumentando que «el
capitalismo ha cambiado». Afirman que ya no es lo que era, que ahora es más
humano y que dentro de los marcos capitalistas es posible liberar al pueblo del
yugo de la burguesía, o al menos hacerle creer que esta no es tan mala.
· Revisionistas y oportunistas, tergiversando y amputando la doctrina marxista,
sitúan que como “el desarrollo de las fuerzas productivas conducirá
inevitablemente al socialismo” solo hace falta sentarse y esperar relegando la
necesidad del proceso revolucionario.
La teoría del
revisionismo oportunista, en apariencia, parece «pragmática«, «realista»
y hasta «humanista«. Insisten en que, bajo su paraguas, bajo su
dirección y desde su institucionalidad, el burgués se corrige, se educa para
que abandone su voracidad acumulativa y depredadora.
Como buenos
oportunistas, evocan a Marx, tal como lo hicieron los traidores de la II
Internacional. Jamás se declararán anti-marxistas, pero sí niegan su esencia:
la lucha de clases como motor histórico y la necesidad de destruir las
estructuras de explotación capitalistas. Reniegan de la dictadura del
proletariado como elemento central en la construcción del Estado socialista.
Ah, y, por supuesto, se declaran contrarios a toda dictadura y muy amantes de
la paz, negando la lucha entre clases.
Marx expuso que
las apariencias enmascaran contradicciones irreconciliables. El revisionismo,
en cambio, toma la superficie por el fondo: ve la «paz social» (ejemplo: el
pacto entre fuerzas empresariales y sindicales) como una forma social armónica,
ocultando que el capital extrae plusvalía incluso en condiciones «dignas».
Reduce la teoría marxista a un manual de políticas públicas, vaciándola de su
potencial revolucionario y transformador.
Ejemplo
histórico
Hay muchos. El
más significativo, por su importancia histórica, fue el de la socialdemocracia
alemana en 1914, cuando apoyó los créditos de guerra, traicionando el
internacionalismo proletario.
Más próximos a
nosotros, encontramos los casos ya mencionados del PCE, sin olvidar los
cometidos por UGT-PSOE bajo la dictadura de Primo de Rivera o lo sucedido
en los años ochenta con la OTAN. Podríamos enumerar traiciones oportunistas de
la socialdemocracia rancia y nueva, y nos daría para una enciclopedia.
¿Hay un manual
de cómo actuar para ser un buen oportunista?
Desde que
Lenin, allá por 1894, los describió como gente camuflada de amigos del pueblo,
podemos decir que el patrón utilizado ha sido siempre el mismo, con algunos
matices. Principalmente, los caracteriza una verborrea extremista e «izquierdosa«,
que apabulla y denuncia todo lo denunciable: que si «casta», que si «cloacas»,
que si OTAN y bases militares, que si LGTBI… Ah, y piden sin descanso un cambio
en las jefaturas del Estado burgués.
Pretenden y en muchas
ocasiones consiguen, arrastrar tras de sí a fuerzas sanas del movimiento
revolucionario, que luego son desechadas de la ecuación una vez alcanzado el
objetivo. ¿Cuál es ese objetivo? Tomar el Parlamento o las
instituciones del Estado burgués, no por asalto, sino por las urnas dentro del
orden jurídico-policial burgués.
Una vez
conseguido el objetivo, ya tienen su sillón y algún que otro millón de euros.
Se abandona el falso radicalismo, habiendo logrado una premisa que la burguesía
les encomienda: desmantelar los movimientos organizados revolucionarios. Hoy,
PCE, IU, Podemos y Sumar son la expresión política de aquellos que Lenin
combatió toda su vida: camuflados de radicales «izquierdosos», trabajan
al servicio del capital, reforzando el sistema al desmovilizar la conciencia de
clase.
Conclusión: El
revisionismo, pilar del oportunismo como anti-teoría.
El revisionismo
oportunista no necesita la obra El Capital ni el socialismo
científico. Para ellos, es una ciencia desconocida o ignorada; les bastan folletos
de reformas, porque creen en la apariencia del capitalismo reformado.
Traiciona la
esencia del marxismo: renuncia a desentrañar lo oculto (explotación, opresión,
alienación, dictadura del capital) para conformarse con lo visible (beneficios
parciales), batallas sin trascendencia en la lucha de clases.
En
síntesis: el marxismo auténtico exige ir más allá de lo que parece; el
revisionismo, en cambio, se conforma con la superficie… y así neutraliza la
revolución.
Alerta: El
oportunismo es un virus en apariencia inocuo pero muy contagioso. Sus
postulados penetran en nuestra conciencia a través de la repetición de ideas
que se consideran revolucionarias. Hoy vuelven a reivindicaciones y frentes
que, cuando estaban en el sillón, ya habían dado por finiquitados. Perdido el
sillón y comprobado que fuerzas sanas revolucionarias pretenden, y en ocasiones
consiguen, levantar frentes obreros y populares contra las políticas de los
gobiernos al servicio del capital, contra el pacto social, la UE, la OTAN, las
bases yanquis y militares, vuelven a la manipulación.
Con todos los
aparatos del Estado burgués a su servicio, se lanzan a intentar hegemonizar
nuevamente los movimientos políticos y sociales. No dudarán en hacer uso de todo
lo que consideren necesario para satisfacer al amo burgués.
Es misión de
los marxistas leninista desenmascarar ante el pueblo a estos oportunistas
traidores, elevando la conciencia revolucionaria de las masas trabajadoras. En
ello nos jugamos el futuro de la humanidad, Socialismo o Barbarie.
Posdata: Estos
que hoy se desgañitan gritando «OTAN NO» y demás consignas son
los mismos que votaron a favor del Estado fascista de Ucrania, aplaudieron al
fascista Zelenski, votaron y siguen votando presupuestos de guerra. Y una larga
retahíla de hechos contra el pueblo trabajador, que necesitaríamos otra
enciclopedia o un pendrive de 3 TB para poder enumerarlos todos.
Rosa Luxemburgo: «Reformismo es renunciar a la meta final por la lucha inmediata».
Che
Guevara: «El revisionismo es la teoría de la derrota
disfrazada de realismo».
Lenin: «El oportunismo sacrifica los intereses futuros del movimiento por sus
ventajas presentes».
Juan J. Sánchez (Unidad y Lucha)
Fuente: unidadylucha.es