Se ha escrito con
insistencia que el verdadero objetivo a batir de Trump es China. Pero Tomaselli
sugiere otra cosa: un reparto a tres bandas, que dejaría en segundo plano a
países claramente emergentes. Si non è vero…
TOPOEXPRESS
Las dos almas del poder estadounidense
El Viejo Topo
5 junio,
2025
Ya he escrito
sobre ello, en mi opinión la llegada de Trump a la Casa Blanca, para un segundo
mandato, se debe fundamentalmente a dos circunstancias: el hecho de que una
parte del ‘poder profundo’ estadounidense (principalmente de orientación
republicana, pero no solo: pensemos en Robert Kennedy Jr. y Tulsi Gabbard)
estaba preocupada por el rumbo tomado bajo la administración Biden, y el hecho
de que Trump mantenía cierta popularidad, especialmente en la América
‘profunda’.
Para ese bloque
de poder que quería desbancar a la coalición neoconservadora-demócrata, Trump
era la opción natural, casi obligatoria. En el plan estratégico, sin embargo,
su presidencia debería ser una fase de transición, necesaria para ‘construir’
la sucesión y coronar a Vance –aspirando a que este último tenga un doble
mandato–. Esto resultaría en más de una década de control sobre el liderazgo
estadounidense, el tiempo necesario para reorientar el imperio y redefinir el
equilibrio internacional de poder.
Pero este
bloque no es un monolito, no comparte el 100% de las opciones y sobre todo no
está perfectamente de acuerdo en cómo alcanzar esos objetivos. De ello se
desprende que el entorno presidencial -el que cuenta- es muy diverso, lo que se
evidencia en temas críticos. Y si el carácter egocéntrico y cambiante de Trump
actúa a menudo como amplificador de estas diferencias, son precisamente éstas
las que determinan las oscilaciones presidenciales. El hombre, además, es mucho
más manejable de lo que le gusta pensar. Un ejemplo de ello es el de Sudáfrica,
que culminó con la visita del Presidente Ramaphosa a Washington; Trump ya
llevaba tiempo manteniendo una actitud polémica ante una supuesta «persecución»
de los agricultores blancos por parte del gobierno, llegando incluso a proponer
una ley para favorecer su reasentamiento en EEUU. Pero durante la visita del
presidente sudafricano, Trump incluso lo acusó de exterminar a los blancos,
mostrando fotos y vídeos al mundo. Una auténtica emboscada diplomática. Lástima
que las acusaciones sean falsas y que las fotos mostradas sean del Congo…
El punto es que
fue claramente manipulado por AIPAC y el ala más reaccionaria de su
administración, porque Sudáfrica es culpable de haber llevado el caso de
genocidio contra Israel ante la Corte Penal Internacional.
Este choque
entre las dos almas del gobierno estadounidense se ve a su vez alimentado por
la falta de autoridad del presidente. Trump es en realidad un personaje de
voluntad muy fuerte, que disfruta afirmando su autoridad, pero precisamente
debido a su variabilidad y su escasa propensión a entender verdaderamente los
temas, sufre un déficit de credibilidad no sólo a nivel internacional sino
también a nivel interno. Esto conduce obviamente a un intento constante de
influir en sus elecciones, en una dirección más que en otra, lo que luego se
traduce en una exasperación de las contradicciones. El riesgo, demasiado
evidente, es un debilitamiento progresivo de la presidencia, que estará
acompañado de una fragmentación del poder presidencial y el surgimiento de
facciones rivales.
Si situamos
todo esto en el escenario estratégico de Estados Unidos, hay más de un elemento
preocupante. Está claro que el plan de Estados Unidos es llegar, dentro de la
próxima década aproximadamente, a una especie de división tripartita del poder
global, con el planeta dividido en tres áreas de influencia encabezadas por
Estados Unidos, Rusia y China. Una visión “multiimperial” en lugar de
multipolar, que tendría la ventaja de “congelar” el statu quo recíproco,
poniendo fin (o al menos ralentizando) el declive de Washington. Se trata de un
plan bastante incierto en sí mismo, porque presupone que las distintas
potencias emergentes –no sólo Rusia y China, sino también India, Brasil y,
potencialmente, África…– están dispuestas a aceptar un límite a su crecimiento.
En este contexto, la inestabilidad estadounidense podría desencadenar tensiones
peligrosas.
Fuente: Red Jackets
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