Quien piense que
el sistema educativo está fracasando, se equivoca: está triunfando, porque está
consiguiendo destruir los atisbos de pensamiento crítico que puedan desarrollar
nuestros jóvenes. Y que nadie diga que no lo veníamos avisando…
¿Qué está pasando con nuestros jóvenes?
El Viejo Topo
13 junio, 2025
Últimamente
están llegando, desde diferentes ámbitos, artículos reflexionando sobre qué
hacemos o qué pasa en los centros educativos que justifique el aumento de
conductas homófobas, racistas, antidemocráticas, machistas… En fin, aquellas
que siempre habíamos considerado que eran de extrema derecha y que no
acostumbraban a aparecer dentro de las aulas.
Ahora parece que
todo esto ha cambiado y que «ser de derechas está de moda» y se considera
«antisistema». Están aumentando las actitudes y los discursos que imitan a VOX
(partido de extrema derecha en España). Según una encuesta del CIS, el 12,4 %
de los jóvenes de entre 18 y 24 años considera que VOX es el partido más cerca de
sus ideas. Y a cuatro de cada diez adolescentes hombres no les inquieta en
absoluto ni la violencia ni la desigualdad de género.
¿Qué hemos
hecho mal desde la escuela para que tantos jóvenes y tantos adultos/as que se
han formado en nuestras aulas, estén votando extrema derecha? ¿Qué contenidos y
qué valores estamos transmitiendo en los centros educativos para que los
discursos de odio y contra la igualdad estén tan presentes en nuestro alumnado?
Está claro que
la educación no lo puede solucionar todo, además, la escuela es también un
reflejo de lo que pasa en la sociedad, y si ésta está virando hacia la derecha
y hacia la extrema derecha, nuestro alumnado también se contagia. El discurso
ultra ha penetrado con fuerza en nuestra sociedad, en toda Europa, en América
Latina y, sobre todo, en EEUU con la llegada de Trump. Y, por consiguiente,
también ha entrado en las aulas y ha seducido a un sector de nuestra juventud.
Pero, si bien
desde la educación no podemos arreglar el mundo, sí que podemos hacer algunas
cosas.
Quizás en lugar
de tanta Competencia Emprendedora y tanta Competencia Emocional, deberíamos
hablar más de Competencia Política. La mayoría de nuestros jóvenes no saben qué
diferencia una democracia de una dictadura, no saben cómo funciona un
parlamento, no saben qué defienden las organizaciones o las personas que se
dicen de «derechas» o de izquierdas», no saben qué quiere decir la
privatización de la educación, la sanidad, la atención a las personas mayores,
no saben qué fiscalidad tenemos ni para qué sirven los impuestos… Si nadie les
ha explicado qué fue nuestra guerra civil, qué supuso la dictadura franquista,
la represión contra las mujeres, contra las personas LGTB, contra la disidencia
ideológica… Si no saben de las torturas, muertos y asesinatos durante el
franquismo, si no saben cómo se consiguieron los derechos laborales a lo largo
de la historia… Si nadie les ha explicado por qué emigran las personas, qué
está pasando en sus países y cuántos catalanes y españoles emigraron durante y
después de la guerra civil… Si no saben nada de todo esto, si esto no figura en
los currículos como de indispensable conocimiento, si no hemos reflexionado en
clase sobre todos estos hechos… Si todo esto no lo hacemos, dejamos a nuestros
jóvenes totalmente indefensos ante las proclamas de odio de la derecha y la
extrema derecha. Y es que a menos formación y menos cultura, más radicalismo y
menos criterio.
Además, tenemos
un gran enemigo, que son las redes sociales. Tenemos niños y adolescentes
enganchados al móvil, siguiendo las proclamas de youtubers e influencers (incluso
a veces dentro de los propios centros educativos) y sin conocimientos ni
criterio para defenderse, para distinguir lo que es verdad de lo que es
mentira, lo que es válido o lo que es ético. La derecha está muy activa en
estas redes, sobre todo en TIK-TOK, que es una de las que más miran los y las
jóvenes.
Pero no solo
son las redes, están también las páginas de pornografía. Los y las adolescentes
ven pornografía por primera vez a los 12 años y casi 7 de cada 10 (el 68,2%) la
consumen de manera frecuente. Este consumo se centra en contenidos gratuitos en
línea (98,5%), basados de manera mayoritaria
en la violencia y la desigualdad. Es del todo necesaria una
educación sexual y afectiva que trate el tema y ayude a tener un acceso a la
sexualidad sana, afectiva y no violenta. Hay que ayudar a entender que el sexo
sólo es lícito y satisfactorio si es deseado por las dos partes y que la
imposición es del todo aberrante.
Es urgente,
pues, buscar aquellas alternativas que más puedan hacer posible que nuestra
tarea educativa ayude a que nuestro alumnado salga del sistema educativo con
valores y conocimientos suficientes como para cerrar el paso al machismo, al
racismo y a las actitudes de odio y segregación.
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