Tierras raras: nuevos
elementos en el tablero extractivo global
Por Ana Chayle
Rebelion / Argentina
15/10/2025
Fuentes: Tierra
viva [Foto: Istock]
El gobierno de Javier Milei avanza en un «salvataje» inédito con Estados
Unidos, sin explicitar las condiciones. Las denominadas “tierras raras”,
elementos clave para la industria de la “transición energética”, son un posible
objetivo geopolítico. Argentina tiene reservas en varias provincias, una breve
experiencia de explotación y una causa judicial por contrabando contra Minera
Alumbrera. La actividad en otros países muestra los impactos socioambientales
negativos.
Como si se
tratara de un regalo, funcionarios nacionales se deshicieron en agradecimientos
y elogios hacia el gobierno de Estados Unidos y al presidente Donald Trump,
tras los anuncios de un salvataje financiero para aplacar la crisis cambiaria
argentina de cara a las elecciones legislativas. Más allá de la cercanía
ideológica del presidente Javier Milei con su par norteamericano, el rescate
prometido no será gratis. Aunque no hay información oficial, la sospecha es que
una de las condiciones sería el control de los yacimientos de tierras raras en
Argentina. Este grupo de minerales son considerados críticos por su rol
en la llamada transición energética, las tecnologías digitales y la
industria militar.
La sospecha no
es descabellada. Hasta el momento, el secretario del Tesoro de Estados
Unidos, Scott Bessent, habló de un swap —un
intercambio de monedas— por 20.000 millones de dólares para fortalecer las
reservas del Banco Central. Las negociaciones continuaron con una visita del
ministro de Economía, Luis Caputo, a la Casa Blanca y seguirán con la visita
del presidente Milei, que será recibido por Trump en el Salón Oval. Todos
esas señales norteamericanas se dan en el marco de una pulseada entre Estados
Unidos y China por el dominio de minerales críticos, y en un escenario en
que el país asiático tiene una avasallante predominancia en la explotación,
procesamiento y mercado de tierras raras.
En medio del
torbellino informativo sobre las finanzas y la nueva deuda —oculta bajo el
eufemismo del “rescate”—, vale preguntarse: ¿Qué son las tierras raras? ¿Cómo
se extraen? ¿Con cuáles consecuencias? Y, fundamentalmente, ¿con qué costos
para los territorios y quienes los habitan?
Tierras raras: el nuevo botín de una guerra fría extractivista
Las
llamadas tierras raras son un conjunto de 17 minerales que poseen
propiedades físicas similares: eléctricas, magnéticas, espectroscópicas y
térmicas. Quince de esos minerales pertenecen al grupo de los lantánidos
(una de las clasificaciones de la tabla periódica), con denominaciones que no
han tenido demasiada prensa: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio,
samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y
lutecio. Los otros dos minerales, itrio y escandio, se incluyen en el grupo de
“metales transicionales”, caracterizados por sus propiedades como conductores
de la electricidad y el calor.
Aunque la
etiqueta de “raras” connota escasez, lo cierto es que algunos de estos
minerales superan en cantidad o se igualan con otros más conocidos. Por
ejemplo, de los Elementos de Tierras Raras (ETR), el cerio es proporcionalmente
el más abundante en la corteza terrestre. Se halla en una proporción de 43
partes por millón. Lo siguen el lantano y el neodimio, en proporciones de 27 y
20 partes por millón, respectivamente. Minerales más conocidos como el cobre y
el litio se encuentran en 27 y 17 partes por millón cada uno.
En todo
caso, la “rareza” estaría asociada con la dificultad de hallar estos
minerales en concentraciones suficientemente altas, de modo que su extracción
sea rentable para las empresas. Otro problema a nivel económico y técnico
es que estos minerales suelen hallarse juntos en las rocas y es difícil
separarlos. De allí que la búsqueda de yacimientos donde estos
minerales se encuentren en abundancia y concentración se ha convertido en la
nueva carrera de una guerra fría, que sólo tuvo fin en los libros de
historia.
La función más
promocionada de las tierras raras está vinculada con las energías renovables.
Se utilizan, por ejemplo, para la fabricación de imanes permanentes, que transforman la
energía mecánica en energía eléctrica y funcionan como generadores de turbinas
eólicas y motores de vehículos eléctricos. También se emplean en pantallas LED
y LCD, discos duros, cables de fibra óptica, satélites y sistemas de
comunicación digitales. Menos conocida es la necesidad de tierras raras para la
fabricación de aviones y misiles.
El tablero global de tierras raras
La creciente
demanda de tierras raras ha convertido estos minerales en un botín de guerra.
“La oleada que se vive de proyectos mineros en el Sur Global se inserta en una
disputa económica de las potencias del Norte Global, principalmente bajo las
tensiones geopolíticas entre el bloque Estados Unidos-Unión Europea y China”,
opina Javier Arroyo Olea, integrante del Observatorio Latinoamericano de
Conflictos Ambientales (OLCA), con base en Chile, y co-autor del libro Una defensa de cerro a mar. La lucha de Penco contra la
minería de tierras raras: la otra cara de la transición energética.
El país
norteamericano fue el primer proveedor mundial de tierras raras, a partir de la
década de 1950, con la explotación del yacimiento Mountain Pass, en California.
Esta es la única mina operativa de tierras raras con la que cuenta Estados
Unidos. En la década siguiente, China comenzó la explotación del mayor
yacimiento de tierras raras del mundo: Bayan Obo, en la región de Baotou, en
Mongolia. En 2019, sólo las extracciones de este depósito representaron el 45 por ciento del total de tierras raras
a nivel global.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en
inglés), China lidera el ranking de principales proveedores de esta materia
prima. En 2022, extrajo el 70 por ciento del total mundial. Lejos en el podio,
lo siguieron Estados Unidos con el 14,3 por ciento y Australia, con el seis por
ciento. También China es el país que acapara el procesamiento de tierras raras,
con un 87 por ciento.
En el mapa
mundial, la USGS calcula que las reservas de tierras raras ascienden a
120 millones de toneladas métricas. De este total, China posee la mayor
parte: 44 millones de toneladas métricas. Le siguen Vietnam, Rusia y Brasil,
con cantidades que rondan las 20.000 toneladas métricas.
La fiebre por
las tierras raras parece no tener tope. Entre 2000 y 2020 la extracción de
estos minerales aumentó un 300 por ciento y la Agencia Internacional de Energía
(IEA) calcula que aún debería multiplicarse por diez para 2030, a
fin de cumplir con los objetivos de neutralidad climática.
En este
escenario marcado por el liderazgo chino, Estados Unidos no ha ocultado su
intención de ganar terreno para reducir la brecha. Aquí se inscribe, por
ejemplo, el apoyo norteamericano a Ucrania en la contienda bélica con Rusia. A
cambio, el gobierno de Trump se aseguró la explotación conjunta de minerales en
territorio ucraniano. El dato no es menor: Ucrania posee cerca de 10.000
yacimientos con 95 minerales con valor en el mercado.
También
Argentina está en la mira de Estados Unidos. En enero de 2023, Laura Richardson, la entonces jefa del
Comando Sur del país norteamericano, reconoció sus intereses en los recursos de
esta región y lo ratificó en una visita a la Argentina en abril de 2024, cuando
valoró “todos sus
ricos recursos y elementos de tierras raras”. En la misma alocución
había atacado el interés de China en nuestro territorio. En agosto de ese mismo
año, el gobierno argentino y el estadounidense firmaron un Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación en Minerales
Críticos, con el objetivo de “fortalecer la cooperación entre
los participantes en materia de cadenas de suministro de recursos minerales
críticos”.
Por si faltaran
más señales, un par de días después de la reunión en la que Trump habría
asegurado su apoyo financiero a Milei, el ministro Caputo agradeció un nuevo
préstamo al Banco Mundial y afirmó que “el paquete se enfocará en motores clave
de competitividad: desbloquear la minería y los minerales críticos”, entre
otros ítems.
Tierras raras en Argentina
Un informe del
Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) localiza yacimientos
de tierras raras en las provincias de Jujuy, Salta, San Luis y Santiago del
Estero. También señala la presencia de rocas magmáticas en Valle
Fértil, San Juan, que aún no fueron evaluadas. Córdoba y Buenos
Aires también aparecen en el mapa de tierras raras. La Plataforma
Continental Argentina no escapa a este sondeo, donde se han identificado
concentraciones de estos minerales. En varios de los yacimientos consignados
las tierras raras están asociadas con torio y uranio, ambos radioactivos.
El mismo
documento expone que la única “producción reportada” de tierras raras se dio en
Valle Fértil, entre 1954 y 1956. El informe no hace mención a la extracción y
exportación no declarada que le valió a Minera Alumbrera
(de las multinacionales Glencore, Goldcorp y Yamana Gold) el inicio de una
causa judicial por contrabando de 19 minerales, de los cuales siete pertenecen
al grupo de las tierras raras (cerio, lantano, lutecio, escandio, terbio, itrio
e iterbio). Los minerales restantes que la empresa exportaba por debajo de la
mesa fueron cromo, titanio, circonio, cobalto, cesio, hafnio, columbio, níquel,
tantalio, torio, uranio y tungsteno, también considerados críticos o
estratégicos.
La causa contra
Minera Alumbrera fue iniciada, en 2010, por los geólogos Miguel Gianfrancisco y
Guillermo Amílcar Vergara, de la Universidad Nacional de Tucumán, a raíz de un
estudio en la zona del oeste catamarqueño donde, por entonces, se desarrollaba
el primer proyecto de minería a cielo abierto del país. La denuncia no levantó
demasiado revuelo hasta que, en 2021, la investigadora y ex diputada Alcira
Argumedo calculó que la empresa evadía el pago de más de ocho mil millones de dólares por año.
Mientras el Poder Judicial se toma su tiempo para investigar la denuncia, la
corporación trasnacional —que declaró el fin de sus operaciones en 2022— se
prepara para explotar oro, cobre y molibdeno con el proyecto MARA
(Minera Agua Rica-Alumbrera) en la misma zona minera.
Fachada verde para sostener la vieja fórmula de la megaminería
Al suscribir el
Acuerdo de París, 194 países se comprometieron a aunar esfuerzos para
contrarrestar los efectos del cambio climático y reducir el calentamiento
global. En este contexto, cobró fuerza el concepto de “transición energética”,
que plantea la sustitución de energías fósiles por las llamadas energías
“verdes”, como la eólica y la solar, y el reemplazo del parque automotor a base
de combustibles fósiles por vehículos eléctricos.
Sin
embargo, los discursos sobre transición energética, plagados de
palabras como “descarbonización”, “energías verdes” y “energías limpias”,
esconden la necesidad imperiosa de minerales que implican su explotación y
procesamiento a gran escala y, con ello, el aumento de emisiones de gases de
efecto invernadero. Sin embargo, esas propuestas no discuten el modelo
de consumo, la responsabilidad de los países (y personas) más ricos del
planeta y su sostenibilidad.
Arroyo Olea, en
diálogo con Tierra Viva, opina que detrás del interés por las tierras
raras anida el objetivo de «darle proyección a una transición energética de
carácter corporativa» y señala que su objetivo es «mercantilizar la
crisis climática, con tal de sostener un modelo de explotación y consumo,
actualmente desatado, al alero del extractivismo».
Para el
biólogo, filósofo e investigador Guillermo Folguera, se trata de «un gran
negocio» y, como tal, «tiene que asumir algún tipo de retórica o discurso que
lo apoye y lo fundamente». Para Folguera el mercado se apropió de la necesidad
de «pensar alternativas al escenario actual y el mote que le dieron es el de la
‘transición energética'». Las propias corporaciones mineras utilizan eslóganes
para posicionarse en el imaginario colectivo como «sustentables» o «amigables
con el ambiente», a la vez que explotan territorios y calculan ganancias.
La minería a cielo abierto es el método privilegiado para la extracción de
tierras raras en depósitos minerales que no superen los 150 metros de
profundidad. El método es el mismo que aplicó Minera
Alumbrera en Catamarca y que se aplica en Veladero (San Juan): voladuras con explosivos, remoción y
transporte para su procesamiento. La minería subterránea, que combina
perforaciones y voladuras para la apertura de túneles, es otro método empleado
para la extracción de tierras raras.
También el
procesamiento de estos minerales responde a métodos que ya tienen historia en
nuestro país: trituración, molienda y lixiviación (un proceso de separación de
los minerales mediante el uso de químicos y tóxicos). A través de este método,
los Elementos de Tierras Raras (ETR) se transforman en Óxidos de Tierras Raras
(OTR), que es la forma en que se utilizan en la industria. El empleo de
grandes cantidades de agua y el alto consumo de energía eléctrica están
presentes en la extracción y procesamiento de estos minerales.
Así como la
minería a gran escala no es nueva en Argentina, tampoco lo son las
consecuencias ambientales, sociales y económicas que acarrea. Andalgalá, en Catamarca, y Jáchal, en San Juan, pueden dar cuenta de
eso. No muy distintos son los impactos de la minería de tierras raras.
Investigaciones sobre extracción de tierras raras señalan
contaminación química, alteración y acidificación de los suelos, emisiones de
gases y contaminación del agua entre los principales impactos en el ambiente.
Como ejemplo, en una mina china, la producción de cada tonelada de óxidos de
tierras raras generó 60.000 metros cúbicos de gases residuales, 200 metros
cúbicos de agua acidificada y 1,4 tonelada de desechos radiactivos.
A nivel
sanitario, en Bayan Obo, China, se reportaron enfermedades como la
fluorosis (deformación de las articulaciones, huesos y columna vertebral) y la
“enfermedad de la serpiente”, una decoloración de manos, pies, rostro y
genitales por intoxicación severa con arsénico.
Más extractivismo, más resistencia
Aunque con otro
nombre, la explotación y procesamiento de tierras raras supone un capítulo más
del extractivismo que ya impera en buena parte del globo, arrastrando como
consecuencias “una enorme depredación social, ocupación territorial,
sobreconsumo de bienes comunes, pérdida de la matriz productiva, aumento en la
dependencia y, obviamente, contaminación química”, enumera Folguera. En un
contexto en que los partidos políticos dominantes sostienen el modelo
extractivista, reflexiona, las alternativas deben surgir de las propias comunidades.
En la región
chilena del Biobío, los habitantes de Penco resisten hace una década. La ciudad
chilena se ha convertido en el centro de “intereses empresariales y estatales
en beneficio de la minería de tierras raras”, describe Arroyo Olea. Allí se han
tramitado cinco permisos ambientales para la explotación de estos minerales y
todos han sido frustrados “por la resistencia de comunidades y organizaciones”.
Actualmente, es la empresa minera Aclara, de origen canadiense, quien se
encuentra a la caza del permiso para explotar tierras raras en Penco y también
en Brasil.
En medio de la
carrera por el control de las tierras raras y otros minerales estratégicos, se
vuelve urgente habilitar la discusión sobre para qué y para quién es la
transición energética que se postula, al menos en los papeles, como nueva meta.
Un punto de partida, propone Folguera, es plantearnos “la pregunta política por
excelencia: cómo queremos vivir”.
Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/tierras-raras-nuevos-elementos-en-el-tablero-extractivo-global/
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