La U.E y Zelenski, dos
comparsas que no tienen nada que decir para lograr la paz en Ucrania
Los actores secundaros
(y hasta terciarios) apartados de la negociación.
Insurgente.or
/ 13.08.2025
La U.E es una mera esclava al servicio de EE.UU. Una realidad que se visualiza de un modo cotidiano. No hace falta siquiera que la presidenta, la reaccionaria Úrsula von de Leyen, se encuentre con Trump para decirle que sí a todo, que ellos pueden poner los aranceles que quieran, que no serán contestados, que compraremos sus armas vía el 5% del PIB exigido, que prometemos inversiones en territorio USA y que nos hacemos cargo del uso de su tecnología, incluida la IA.
Hay analistas que
sitúan en el Plan Marshall, en la destrucción de Europa por las dos guerras
mundiales (y que, como es sabido, no tocó un centímetro de territorio de
EE.UU), el inicio de la dependencia. Sea cierto o no ese análisis, la U.E no
tiene hoy argumentos (financieros, logísticos, militares…, de poder, en suma)
para generar un polo propio dentro del capitalismo, tal y como intentan vender
sus capos. Éste epicentro ya está representado por EE.UU. En el caso de
Ucrania, desde el golpe de estado de Maidán, la presencia todopoderosa del
imperio, utilizando a conveniencia la OTAN o sus lacayos de la U.E, ha sido una
constante. La amenaza a Rusia, como antes a la Unión Soviética, se pergeña
desde Washington y se ejecuta junto a sus criados (también llamados aliados).
En estas últimas horas, el patetismo de la U.E
queriendo una silla en las negociaciones para acabar con el conflicto
Rusia-Ucrania, es apenas comparable con el papel del títere Zelenski. El
siempre actor televisivo pretende refugiarse en la U.E para ocultar su
servilismo rastrero a EE.UU, para prorrogar la agonía y despedirse con una
suerte de «buen chico», que le han sabido fabricar desde las terminales
mediático-publicitarias de occidente. Zelenski pretende que se le reconozca el
tiempo de trabajo como servidor de los intereses capitalistas. No puede, la U,E
no existe más que como una franquicia.
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