sábado, 23 de agosto de 2025
El Reformismo Oportunista: Caballo de Troya en el seno de la clase obrera
El Reformismo Oportunista:
Caballo de Troya en el seno de la clase obrera
(Juan J, Sánchez)
Insurgente.org
23.08.2025
En el seno de los movimientos obrero y popular que aspiran a la destrucción del capitalismo, acecha un enemigo sutil pero devastador: el reformismo oportunista. Bajo la máscara del «pragmatismo», la «moderación necesaria» y el «realismo político», esta corriente actúa como un verdadero caballo de Troya, vaciando de contenido revolucionario las luchas obreras y desviándolas hacia callejones sin salida dentro del sistema capitalista. Al que en apariencia se combate.
Considerar el
reformismo oportunista como una simple «desviación » de gentes con o sin
ambición política, es erróneo y peligroso. Las reformas deben ser consideradas
, pasos tácticos dentro de una estrategia mayor. Para el
revisionismo-oportunismo, en su perversión: son una capitulación disfrazada de
victoria.
Rasgos más
significativos del reformismo oportunista:
Renuncia estratégica
Abandonan, explícita o
sutilmente, el objetivo final de derrotar el sistema (capitalista, patriarcal,
colonial), sustituyéndolo por una mera gestión «más humana» haciendo creer que
la burguesía esta dispuesta a renuncia a privilegios robados. Entre los exponentes
más notorios del revisionismo se encuentran partidos y sindicatos como el
PCE-IU, Podemos, Sumar, CC.OO. y UGT. Ojo, que hay numerosas organizaciones
enmascaradas como de amigos. Con discursos engañosos, se presentan como
revolucionarios, pero en realidad son peones al servicio del capital. Por sus
obras los conocemos.
Culto al «posibilismo»
Elevan lo «posible»
dentro de los estrechos márgenes del sistema —sus leyes, instituciones y el
«sentido común» dominante, a dogma incuestionable. Pretenden que las masas
crean que el burgués es un ciudadano más, que viaja en el mismo barco, y que
con súplicas se humanizará. Limitan la intervención al objetivo de lo «menos
malo», impidiendo que la clase obrera descubra su papel histórico como
sepulturero del sistema capitalista. La lucha de clases queda reducida a lo que
el Estado burgués permite.
Integración al sistema
Buscan reconocimiento,
espacios y cuotas de poder dentro de las estructuras establecidas (parlamentos,
gobiernos locales, ONGs institucionalizadas). Ya no luchan por cambiar el
sistema, sino por tener un asiento en su mesa. Los más ridículos se conforman con
una silla desde la que se consideran jefes en organizaciones irrelevantes para
la lucha de clases. Hoy, como siempre, desde sindicatos y partidos
autodenominados «de clase» o «comunistas», hacen el trabajo sucio y marrullero
que obstaculiza el movimiento revolucionario marxista-leninista.
Fragmentación de las luchas
Rompen la visión de
conjunto de la explotación y opresión capitalista, reduciéndola a
reivindicaciones aisladas, negociables por separado y fácilmente cooptables por
el capital. Exageradamente centran la atención en demandas identitarias,
tratándolas como fines en sí mismos, separándolas de la lucha de clases. Así,
dividen a las masas según género, sexualidad, procedencia, etc., debilitando la
unidad necesaria para la tarea revolucionaria. Toda opresión identitaria se
sostiene en la explotación económica (ej: racismo como herramienta para dividir
trabajadores.
¿Cómo opera este
reformismo corrosivo?
Principalmente, el
practicado por quienes gozan de la total confianza de la burguesía, ya que, han
demostrado sobradamente el no atentar contra los intereses de esta. Estos
trasmiten y practican elementos políticos, con alto nivel ideológico.
Principalmente:
§ Fetichizan
el «diálogo» con el poder como fin en sí mismo, incluso cuando es evidente su
carácter dilatorio o de desmovilización. Confunden intencionadamente presencia
en la mesa con victoria. Hoy la principal expresión de estos es el pacto social
capital-trabajo. Nunca deberemos de olvidar que este pacto social tiene su
nacimiento en el año 1956, con la teoría y practica de «Reconciliación
Nacional», del PCE que culminó en el régimen nacido en el 78. Donde este ya
habría abandonado los principios Leninistas.
§ Adoptan
el léxico del enemigo: “crisis provocada por ajuste de los mercados”,
principalmente el laboral, “garantizar la gobernabilidad”, “asegurar la
estabilidad, económica y política”, en esta se incluyen los gobiernos de la
burguesía, «invertir e inversiones” , “consumo y consumir”, todas ellas leyes
del capital. Pero todo estos va acompañado de demonizar la confrontación de
clases necesaria y la movilización de las masas como «irresponsables o
radicales». Ya que, según el revisionismo, atentan contra la paz social que
para ellas y ellos es tan necesaria para seguir ejerciendo de buenos empleados
de la burguesía.
Corrupción organizativa
A nivel organizativo,
ofrecen a sus líderes ser liberados laboralmente con garantías económicas y el
disfrute de prebendas económicas y sociales. Ofrecen reconocimiento mediático y
financiación. A cambio, deben ser moderados en el discurso y no sobrepasar
jamás el guión establecido. Pero para lo que se les paga principalmente es para
frenar toda posibilidad de organización de la clase obrera en torno a un
proyecto marxista-leninista que ponga fin a la barbarie capitalista. Con este
objetivo, siembran la idea de que cualquier cambio profundo, cualquier
revolución obrera es “utópico” o “imposible”, justificando así su propia
capitulación como la única opción “posible”.
¿ Y qué decir de los
que aún están opositando?
Entre esta plebe de
opositores los hay de muy diversos colores y formas: unos buscan más y mejor
reconocimiento por parte del jefe burgués; hay otra camada que cree en toda una
construcción teórica que hace ya décadas quedó superada. Todos y todas
comparten varios rasgos. El principal es un manifiesto desconocimiento de la
ciencia marxista que les sitúa en una ciénaga oscura de personalismos
egocéntricos alimentados por los fetichismos ideológicos del capital.
Todas y todos comparten
un rasgo de la cultura burguesa: el querer ser jefes por encima de todo
mandamiento; aspiran a dirigir a las masas, pero sin ellas, no sea que entre
estas las haya mejor y más preparadas. Vaya, que quieren hacer la revolución
ellos mismos sin necesidad de la clase obrera. Se han erigido en mesiánicos que
todo lo saben y dominan, que todo lo pueden y que todo lo consiguen.
En resumen: estos son tan o más peligrosos para los intereses de las masas trabajadoras que los que ya consiguieron su licenciatura de revisionistas y ya están en nómina y son fijos de la burguesía, ya que aquellos y aquellas son más fáciles de distinguir en la fauna de revisionistas-oportunistas existente.
Unidad y Lucha
La ONU declara oficialmente la situación de hambruna en la Franja de Gaza
La ONU declara oficialmente la situación de hambruna en la Franja de Gaza
agosto 23, 2025
Un grupo independiente sobre seguridad alimentaria respaldado por la ONU confirmó por primera vez de manera oficial que se está produciendo una hambruna en la Franja de Gaza.
«Tras 22 meses
de conflicto incesante, más de medio millón de personas en la Franja de Gaza se
enfrentan a condiciones catastróficas caracterizadas por el hambre, la
indigencia y la muerte», señaló este martes la ONU.
Lo peor se está
viviendo en el norte de Gaza y particularmente en Ciudad de Gaza, donde hay un
millón de personas y contra la cual Israel prepara una nueva ofensiva militar,
pero los datos revelados hoy indican que «entre mediados de agosto y finales de
septiembre de 2025 se prevé que las condiciones empeoren aún más, con una
expansión de la hambruna» hacia el centro y el sur del enclave.
EFE / CubaSí
Vía:cubasi.cu
Tertium no datur
Rusia ha ganado la
guerra, como era absolutamente previsible. Solo una catástrofe nuclear podría
haberlo impedido, un precio demasiado elevado hasta para los dirigentes
europeos, caracterizados por un encefalograma plano. ¿Son conscientes de la
derrota?
Tertium no datur
El Viejo Topo
23 agosto, 2025
Las guerras se ganan o se pierden. No hay una tercera
opción. No existe la opción del empate.
Pero, dentro de esta disyuntiva, existen a su vez
diversas subopciones; fundamentalmente, en cuanto al «cómo». Es bien sabido que
hay victorias pírricas, pero sobre todo que puede haber derrotas más o menos
dramáticas, más o menos devastadoras. Y a menudo puede ocurrir que una mala paz
anuncie una nueva guerra.
Esta es una lección que los europeos deberían conocer
bien. Sin remontarnos demasiado en el tiempo, las potencias «occidentales»
ganaron la Primera Guerra Mundial prácticamente por los pelos, pero luego,
queriendo excederse, impusieron condiciones insostenibles a Alemania, arando y
fertilizando el terreno donde posteriormente germinaría el nazismo y, a su vez,
la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, tras tres años de guerra en Ucrania, si alguien
aún cree en la posibilidad de la victoria de Kiev, debe haber escapado del
manicomio. La cuestión, por tanto, no es si ganar o perder, sino qué tipo de
derrota llevarnos a casa. Y, obviamente, esto aplica en primer lugar a Ucrania,
pero también a la OTAN, la Unión Europea y Estados Unidos.
Continuar la guerra «hasta el último ucraniano» (y
esto ya no es solo una figura retórica…) no cambiará el destino del conflicto,
pero sin duda cambiará el de Ucrania. Tal como está hoy, lo más probable es que
pase una o dos generaciones antes de que pueda recuperarse siquiera vagamente.
Además, mientras la guerra continúe, voluntaria o involuntariamente, los países
patrocinadores se ven obligados a tolerar la vertiginosa corrupción del país,
aunque drene una parte considerable de la ayuda recibida de nuestros bolsillos.
La corrupción, cabe recordar, es prácticamente endémica y a todos los niveles.
Cuando la guerra termine, inevitablemente se endurecerán los controles sobre
cada céntimo donado, lo que significará el colapso de la economía ilegal de la
que actualmente sobrevive el país.
Por lo tanto, cuanto más se prolongue el conflicto,
más devastadoras serán las consecuencias. Y esto también afecta a la UE y la
OTAN. Estados Unidos, bajo el mando de Trump, está maniobrando hábilmente no
solo para desvincularse de su papel de apoyo activo al conflicto, sino sobre
todo para eludir la responsabilidad política de desencadenarlo y alimentarlo
durante años. El desajuste de Europa, en este sentido, es un avance positivo
que contribuye a aumentar la credibilidad de la maniobra estadounidense.
Por lo tanto, la mayor parte del asunto seguirá en
manos de la Unión Europea y la OTAN, de las que Estados Unidos, a su vez, parece
querer distanciarse, manteniendo al mismo tiempo el control y el mando.
Dado que ambas partes se encuentran, en distintos
grados, en una situación delicada, Bruselas debería plantearse la pregunta
crucial: ¿deberíamos continuar hasta el agotamiento, terminando como Alemania
en el Armisticio de Compiègne, con Rusia encantada de hacernos pagar, o
deberíamos aprovechar la oportunidad, sumarnos a la corriente estadounidense y
dejarnos llevar hacia una paz mucho mejor?
La pregunta, por supuesto, es retórica. Con estos
líderes, seguiremos en una derrota absoluta.
Fuente: Red Jackets