La corrupción en las entrañas del régimen y el «perdón» que no debería darse

 

La corrupción en las entrañas del régimen y el «perdón» que no debería darse

 

INSURGENTE.ORG / 13.05.2025

 

Una de las leyendas urbanas más exitosas es considerar al PSOE como un partido de «izquierdas». Moderado, «light» pero esta familia. Es la forma sencilla y eficaz del régimen para intercambiar administradores (gobiernos) de acuerdo al grado de quemazón y amortización que vayan presentando unos y otros, lo que se trata es de mantener el sistema capitalista. La fórmula funciona desde 1977 y todo indica que estamos en un momento de «cambio» y que Pedro Sánchez y sus huestes serán sustituidos por el voto «popular» PPVox por mucho perdón que pida.

El grado de putrefacción del sistema político, con personajes decadentes y ladrones es ejemplo ilustrativo de en qué consiste y quiénes forman el aparato institucional capitalista y sus prebendas. Mordidas, sueldos generosos, inmunidad, colocación de amistades, gastos a espuertas de dinero público en vicios personales, negocios ilegales, etc, etc, son la cotidianidad de no pocas señorías que dicen ser los representantes democráticos del pueblo. Casi nada.

Los Koldo, Cerdán, Ábalos, Villén, Sánchez Manzanares, Cerrillo Peña, Juan Bernardo Fuentes Curbelo, más conocido como el Tito Berni…. del PSOE, nos son distintos a los Pedro Antonio Sánchez, Ana Mato, Francisco Camps, Rita Barberá, Carlos Fabra, Zaplana, Rodrigo Rato, Juan Cotino, Sonia Castedo, Cospedal…. del PP. Un viaje al estercolero que no se mitiga con la justificación de «casos aislados».

La ira popular en Argentina en el año 2001 ante la crisis económica galopante, acuñó en las calles la que fue luego conocida consigna de «Que se vayan todos», a la que se le agregó el «que no quede ni uno solo». Pues eso.

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¿Qué está pasando con nuestros jóvenes?

 

Quien piense que el sistema educativo está fracasando, se equivoca: está triunfando, porque está consiguiendo destruir los atisbos de pensamiento crítico que puedan desarrollar nuestros jóvenes. Y que nadie diga que no lo veníamos avisando…


¿Qué está pasando con nuestros jóvenes?


Rosa Cañadell

El Viejo Topo

13 junio, 2025 


Últimamente están llegando, desde diferentes ámbitos, artículos reflexionando sobre qué hacemos o qué pasa en los centros educativos que justifique el aumento de conductas homófobas, racistas, antidemocráticas, machistas… En fin, aquellas que siempre habíamos considerado que eran de extrema derecha y que no acostumbraban a aparecer dentro de las aulas.

Ahora parece que todo esto ha cambiado y que «ser de derechas está de moda» y se considera «antisistema». Están aumentando las actitudes y los discursos que imitan a VOX (partido de extrema derecha en España). Según una encuesta del CIS, el 12,4 % de los jóvenes de entre 18 y 24 años considera que VOX es el partido más cerca de sus ideas. Y a cuatro de cada diez adolescentes hombres no les inquieta en absoluto ni la violencia ni la desigualdad de género.

¿Qué hemos hecho mal desde la escuela para que tantos jóvenes y tantos adultos/as que se han formado en nuestras aulas, estén votando extrema derecha? ¿Qué contenidos y qué valores estamos transmitiendo en los centros educativos para que los discursos de odio y contra la igualdad estén tan presentes en nuestro alumnado?

Está claro que la educación no lo puede solucionar todo, además, la escuela es también un reflejo de lo que pasa en la sociedad, y si ésta está virando hacia la derecha y hacia la extrema derecha, nuestro alumnado también se contagia. El discurso ultra ha penetrado con fuerza en nuestra sociedad, en toda Europa, en América Latina y, sobre todo, en EEUU con la llegada de Trump. Y, por consiguiente, también ha entrado en las aulas y ha seducido a un sector de nuestra juventud.

Pero, si bien desde la educación no podemos arreglar el mundo, sí que podemos hacer algunas cosas.

Quizás en lugar de tanta Competencia Emprendedora y tanta Competencia Emocional, deberíamos hablar más de Competencia Política. La mayoría de nuestros jóvenes no saben qué diferencia una democracia de una dictadura, no saben cómo funciona un parlamento, no saben qué defienden las organizaciones o las personas que se dicen de «derechas» o de izquierdas», no saben qué quiere decir la privatización de la educación, la sanidad, la atención a las personas mayores, no saben qué fiscalidad tenemos ni para qué sirven los impuestos… Si nadie les ha explicado qué fue nuestra guerra civil, qué supuso la dictadura franquista, la represión contra las mujeres, contra las personas LGTB, contra la disidencia ideológica… Si no saben de las torturas, muertos y asesinatos durante el franquismo, si no saben cómo se consiguieron los derechos laborales a lo largo de la historia… Si nadie les ha explicado por qué emigran las personas, qué está pasando en sus países y cuántos catalanes y españoles emigraron durante y después de la guerra civil… Si no saben nada de todo esto, si esto no figura en los currículos como de indispensable conocimiento, si no hemos reflexionado en clase sobre todos estos hechos… Si todo esto no lo hacemos, dejamos a nuestros jóvenes totalmente indefensos ante las proclamas de odio de la derecha y la extrema derecha. Y es que a menos formación y menos cultura, más radicalismo y menos criterio.

Además, tenemos un gran enemigo, que son las redes sociales. Tenemos niños y adolescentes enganchados al móvil, siguiendo las proclamas de youtubers e influencers (incluso a veces dentro de los propios centros educativos) y sin conocimientos ni criterio para defenderse, para distinguir lo que es verdad de lo que es mentira, lo que es válido o lo que es ético. La derecha está muy activa en estas redes, sobre todo en TIK-TOK, que es una de las que más miran los y las jóvenes.

Pero no solo son las redes, están también las páginas de pornografía. Los y las adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y casi 7 de cada 10 (el 68,2%) la consumen de manera frecuente. Este consumo se centra en contenidos gratuitos en línea (98,5%), basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad. Es del todo necesaria una educación sexual y afectiva que trate el tema y ayude a tener un acceso a la sexualidad sana, afectiva y no violenta. Hay que ayudar a entender que el sexo sólo es lícito y satisfactorio si es deseado por las dos partes y que la imposición es del todo aberrante.

Es urgente, pues, buscar aquellas alternativas que más puedan hacer posible que nuestra tarea educativa ayude a que nuestro alumnado salga del sistema educativo con valores y conocimientos suficientes como para cerrar el paso al machismo, al racismo y a las actitudes de odio y segregación.

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